domingo, 4 de julio de 2010

... del super!



Desde hacía tiempo, veía como la muchacha de la caja 5 se fijaba en mi, me miraba, como si yo fuese de su atención, como si me conociera, tímida con una sonrisa entre dientes cual si fuera una niña de bar, yo seguro, tranquilo me deslizo por el pasillo de los frigoríficos y con mas de dos años de ir al mismo lugar me hago el perdido y le pregunto: “señorita, me podría decir donde están las salsas de tomate” (sabiendo de antemano que están al otro lado del estante) fueron unos ojos de agradamiento mezclados con lujuria que no olvido, me llevo donde le había pedido, me mostró las dichas salsas y eligiendo una.. me largué, convencido de que había clavado una daga en el pasillo 6.

5 minutos después llego a las cajas, abarrotadas de mocos, de lágrimas, billeteras vacías y pastillas inútiles, no queda mas que resignarse y hacer fila en la caja rápida que casi llega a las verduras, luego de 10 minutos de fila ya casi iba llegando al estante donde venden los condones barón, ella si ella me miró como cuando entré y me dijo pase.. y en mi mente.. abrió una caja.. para mí!! no fue una daga, fue un sable lo que clavé!! grande campeón!! con la sonrisa de triunfador me acerqué a la caja y coloqué suavemente las dos cervezas y las palomitas de maíz sabor natural, fue fácil, mas que de costumbre, no me quejo del servicio al cliente, muy bueno para ser un lugar tan barato!! y de nuevo me largué creyendo que había tenido uno mas de esos triunfos cotidianos.
Ahora entro buscando su mirada, ya no está, la echaron? Era tan ineficiente? O simplemente se fue? Y ahora como la encuentro, donde estará?, pregunto por ella? No, no, mejor no me canto al suave, perro que muestra el hambre no come, (son los momentos en los que uno no se quiere vestir de perdedor pero le queda perfecto el traje).. me rehuse a preguntar, solo vengo por unos ajos y unos helados de esos de choco-chips, mi sorpresa vino cuando la persona que me atendería en la caja era ella, y me insinuó una sonrisa mientras cobrara la cuenta del cliente que me antecedía, “buenas tardes, sabe que a usted yo lo conozco? - y si? De donde?, -un amigo en común-" y me va nombrando al imbécil de antaño del cual solo quiero recordar el nombre, quien figuraba entre los mas estultos de mi historial, en fin ni así recordé a la chavala que me miraba con unos ojos de ternura y amistad, nunca quedó en mi memoria, jamás volví a apurar los juicios, derrotado como el hombre de la mancha, me vestí de yo y salí, mas nunca fueron mis dagas, ni el pasillo de las salsas... simplemente nos conocíamos!

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